Una nueva línea se había trazado en el medio, justo allí en la parte que más duele, y ya no había vuelta atrás. Era el primer callejón sin salida y esperaba que el último.
Pasó tiempo y la línea se borro, sí, el tiempo lo cura todo. Se encontró con más lugares y en ellos se encontraba nuevos corazones, latían a diferentes velocidades, pero la verdad es que oía esos latidos cada día más cerca. Venían y volvían. Y cuando volvían parecían latir con mayor intensidad.
Siguió, continuó. Y vivió una vida diferente a la del resto.
/lut
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