martes, 7 de septiembre de 2010

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Miró el reloj. Las once y media. Probablemente estaría saliendo de casa. Acabándose de arreglar como siempre, con él, todos los días llegaba tarde, aunque fuese un minuto, pero siempre era él el que llegaba primero a los sitios y la esperaba. Siempre sonriente a la espera de la chica que le ofrecía un día tras otro, con la única condición de que solo fuese él quién los compartiese con ella.

Pero hubo un día, que auguro mal final. Y él la espero en el portal, varios minutos, y llamaba pero nadie contestaba. Estuvo dos horas aguantando de pie esperándola, después viendo que no iba a bajar se sentó. Cogió una flor y empezó a quitarle un pétalo por cada millón de millones de toneladas de amor que le había entregado. Ella, lo observaba en la ventana desde las alturas, deseando casi tirarse de allí y olvidar todo lo que les había pasado a lo largo de esos días. Por mucho que quisiera "autoengañarse" sabía que aún le quería, y ese "aún" iba a permanecer dentro de ella por muchos años. Se lo repetía una y otra vez para sus adrentros, y él, mientras, releía las respuestas a todas aquellas preguntas en su corazón. La quería, no lo había hecho siempre, pero si desde un principio, y no, no hasta un final. Era un infinito. Un querer incontable y demostrable a través de muchos actos.

Desde arriba, lo seguía mirando confusa, sin saber como podía seguir allí aún. Le dolía pensar que todos aquellos paseos, esos dulces besos entre segundo y segundo, fuesen a quedar sepultados por el simple hecho de que ella era una estúpida y quería hacerle sufrir. Con los ojos empapados en lágrimas llamo al ascensor, no pudo esperar a que llegase a su piso y bajo por las escaleras a toda velocidad. Aunque tenía las piernas cortitas saltaba las escaleras de tres en tres. Sin aliento, llego al portal y sin dejar de correr le busco en el patio. Muros azules pero nadie apoyado en ellos. Gira la cabeza y ve un taxi marcharse a lo lejos. Se había cansado de esperar por ella. Con el corazón roto se sienta en un rincón, mira absorta a la pared y ve un diminuto corazón grabado en ella.

Meses mas tarde se lo cruza por los pasillos del instituto y no es capaz de mirarlo directamente a los ojos. Un simple movimiento de cabeza a modo de saludo, y nada mas..
Un segundo cambia una vida

Ahora recuerda todos esos momentos que ha pasado con el. Y.. ahora que les queda? Ya ni si hablan apenas se miran..Que se dirían? Son vidas distintas ahora. Incluso ambos han salido con otras personas desde entonces y parecía que les había ido bastante bien.

Muchos, muchísimos, días más tarde, se cruzan. Ambos, giran la cabeza y reencuentran sus miradas unidas en un primer momento por el azar. Y es ahora, 679 días más tarde cuando vuelven a mirarse como antaño. Ella llora. No puede evitarlo. Lo ha echado tanto de menos. Y siempre en silencio, nunca le dijo a nadie todo lo que le quiso, y lo que aún le seguía queriendo. Él, que había soñado tanto con ese momento, la abraza contra si sin mediar palabra. Y ella comienza a hablar..y no para, y le quiere y le cuenta como ha sido su vida sin él, vacía. Y dice "amor.." y antes de que pueda continuar la frase..

cuenta la historia que el
le contesto : " Eso es lo que hay entre tu y yo.."

/lut

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